9.4.11

Dos dedos para una nariz

Ya llevo veinte bolígrafos;
ocho negros, tres azules
                                    [y viceversa.

Vete a la mierda -dije-,
y cerré la conversación. 

Ha surgido de nuevo 
esa necesidad vergonzosa, 
de irme hasta la última 
página del libro a leer el final 
y matar las páginas de ruido. 
apuntarme directo 
a la boca con dos dedos 
y disparar.
como con tus dedos, 
cuando en cambio
detengo las balas con mi lengua 
y sigo viva.

Que soy alimento para peces, 
                                             dirías. 
  que tienes ojos enormes, 
                                           te digo. 

vuelvo con retórica gregoriana, 
                                                recién maldita, 
                                                recién fulana 
y me aprieto las raíces 
que son mis pies. 

tengo una forma 
para 
ajustar tu cráneo en mi tórax;
tengo una fórmula 

para
callar cuando rediseño tu esbozo. 

y aparezco en todas tus esquinas
y te inquietas. 
sé muy bien cuando me escapas, 
porque comienzas a escribir en otro idioma. 
cartas 
a todas las mujeres que 
no fueron tus mujeres; 
cartas 
a la Srita. Romero, 
con posdatas ilegibles. 
cartas 
para volverte más 
adulto i rresponsable. 
cartas 
para desmemoriar 
a todos los elefantes 
que pinté en el techo. 
cartas 
para embriagarte
 y pedirme a las 2am 
que atienda el teléfono. 
cartas
nocturnas, 
porque nocturno
 te entregas a mis ruiditos. 

 tanteando
                 me pides peso; 
 tanteando 
                 en la ruidera,envías
cartas 
a la habitación de al lado,
excusando mi estancia en tu lugar;
 y sueltas un gas.

Eres la bola de carne más ebria que he vivido en mi vista.  

Que estoy mintiendo, dirías.
me inclino de puntitas, y 
 con un cuadro abollo
 tu nunca.

en silencio, pides perdón
y te vuelvo a la vida 
con mi pecho izquierdo
en tu boca. 




1 comentarios:

|andi.na| dijo...

yo llegué tarde a este, pero no me arrepiento, porque fue oportuno.

La imagen de la bola de carne es genial. La imaginé tan caricatura que hay un humor bastante negro en el poema.

Vuelas, niña.