29.10.10

Inmoralmente censurada.

Hoy quiero tener lo zorra en la frente. Decidí hablar de putas, como lo hacen tú y todos los demás valientes. Es fácil, bochonorso, pero riquísimo (lo sabemos).

Descaradamente disfrutamos de recorrer con bocas, manos, dedos y sombra, la dicha de usar pupilas para degustar la magia de las putas. Y es así, una puta es una bendición. Bendición pobre, porque las bendiciones ricas nunca son de fiar. Son el disfrute a priori de cualquier sinónimo a regalo
                                                                                                          regalan
                                                                                                         les regalo
                                                                                                       mas ellas se venden.

Sin embargo, coincidimos plenamente en que alguna puta habita inside of u.
inside of me.
inside of every one.
{look at here.}
¿Y qué se supone que esconde el vinilo sesentero pintorreteado de algún plácido sonido hueco, orgásmico, místico?
¿Qué escondes bajo tus tacos rechinantes y de manchado patente, puta?
¿Qué libros duermen en tu alcoba sin raíces, procedentes del intelecto ajeno, chica del carmín?
¿Cuántos hijos emanan tu vientre, desdichada?

Tengo alma puta y un cielo irreverente haciéndome nacer cada vez que vengo al barrio chino. Puta, con todas sus letras censuradas y poco morales. Puta, sin permiso. Puta desempleada. Puta alquilada, aniquilada. Puta ladrona de artificios y clichés (jodidamente desgastados). Puta cursi, enamoradiza y vil. Puta que te persignas antes de colocar vuestra lengua en húmedos genitales. Puta que desgracias cada pepa de un rosario, que rezas sin cansancio. Que amas sin dormir. Que buscas y no encuentras. Que escondes tu pureza, buena mujer. Abriéndote grietitas en las manos, dejándote envolver en un bajo mundo.

Eres grande en todo tu esplendor. Encima de tus pechos fofos y las curvas de pelvis en acción de pose, se encaminan dos muslos de consuelo para cantidades industriales de insatisfechos y soñadores. Sucumbes del amor, ignoras el alma... desparramas la elegancia que más tarde será una estrecha guarandinga.

¡Mujer, dejadme andar en vuestro mundo, en vuestra acera y poste!

Alquiladme sólo una gota de vuestra cautelosa belleza.


                                                                 {pausa amena.}

   self service.