9.4.11

Después de todo; todo viene después.

Vamos a rezar con celo, mivida.
vamos a hacerlo sin prisa, despacio,
entre los dientes.
del vino a la boca
del vientre para afuera.

    Fue    desnuda    hasta     la    cocina,
dejó  su  huella  entre  el buró;  lo   noté.
hizo   panquecas   y   se  le   chorrearon
los   talones.   Era preciosa,  según    tus
cartas; era sedimento según mis   huellas.
Era   exquisita,   y   no   le  diste     nada. 
A mí  tampoco.  Era estúpida,   según tu
padre;    eras   infeliz  según mis pálpitos.
Un arre-bato,  y sus diéresis en la  frente,
por todos lados.  Pelirroja. Tonta. Dulce.
Gris.  Y  yo  que  soy   enjambre, te odio.
Te hostigo e insinúo que me molesta, que
te celo.   Desmedida   y   diacríticamente. 
Le aburres. No haces nada y se  marcha, 
y  se  marcha.   No   haces   nada,  no  le
detienes,  te  brinca la lengua y se marcha.  

Y yo,  que   me  vestía de prisa,   apurándome   a las
 horas;   que me desvenaba  en  escalones  de  escarcha
me   desvenía    en  tu    sonrisa,      mi  gran  desnudo,
mi   Dios  en  capas.  La  mina,   Rojama   y  Benjamín.
dos espuelas,    mis caderas.    Giro el reloj,   y   apago
el sifón de  tu espejo. Reprendo la suichera, y la cocina
  nos   aparta.    La habitación  de  mi   escueta panza   y
    yo  que    camino    deprisa ,    me  beso     las manos. 
Las grietas.   Me busco las grietas,  y en el baño escala
un vecino,  tu pelo . La curva de mis batatas, y morder.
Escapar y romper, romper  y romper. Junturas domés-
ticas.    Apócame,     opácame.    Siéntome   descalza,
 y  en  mi planta  tres ramas.  En mi  palma  una  dama;
 fue  ella   tu mujer  y  me aplasto.   Acentúeme, usted. 





jamás había querido que abril fuese tan jamás.

Ayayay, lelelele;
tengo el corazón del
mundo, cuando tú
me das la vida.] 

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