Y envuelve un cigoto en papel celofán dorado;
y lo envía a la tierra para que sea más inútil
y camine con sandalias
en los dedos.
Empapela sus venitas
en canela amarronada,
y brinca en su boquita
el gato más morado.
Sucede que omnisciente
sucumbe a los ronquidos,
la perla tornasol que obedece
tal ombligo.
Son veces los sabores
que me saben al pasado;
son escamas los terruños
que me albergan hojalata.
Sos el ombligo de mi sombra,
sos pureza, mi deshonra;
paroxismo
sos parodia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario