todo lo hicimos azul
para así poder dormir
sin tener que aprender
que hay punzas que saben su camino.
No te absuelvo de nada
aunque esta jaula parezca inmensa
la panza de un colibrí preñado;
apreso de una viscosidad desesperada
en disección
sin hábitos
con el pico partido en tantos tontos gajos
huyendo de ti
de los huesos uniformes
unido a la necesidad de saberse enfermo
caído
y gordito de rabia:
que se ha creído fértil de sí
porque yo lo engaño,
sin saber que me abruman
sus ojos de mujer tremenda
apresa de una viscosidad plumosa,
de tictaces flojos
de esclavina corta
sin un tilín de astucia
infértil.