Si se abucheara un nombre de cruce
las paralelas con un gruñido
simplemente se desharían
de los dobles.
Porque las paralelas bombean
cuando se afligen
y se apagan
cuando tienen miedo.
Las paralelas huyen con el sopor de los flancos
y se enternecen con un sueñecito de tarde.
Si las paralelas no le permitiesen coger un árbol
róbese usted una hoja,
y antes de cruzar la pieza
ríase en la cara de una paralela,
que con un gruñido de rigor,
acaballe a todos
todos los rieles
del maullido emponzoñado
que hacen
las mujeres
de
mi
temple bien armado.