31.5.11

Veintisiete de púas del dosmilonce.

Más que un alcanfor de lo días plantados;
y qué decir del ña de la le si estoy bandida,
uñeros bifurcados tejiendo, trovando;
si están sangrando los diez del julio en mi herida. 


Con una rufeta empichacada en los hoyuelos,
brumada en los pichaques de mis tripas;
ya súdame la piel con los olivos
y tómame muerta o casi viva. 


Tropecé con un daguerrotipo líquido,
abucheando el escape colgante;
sorbo de café soporífero
qué has hecho de mi espaldar hilarante. 


Albúmina parlante, con la escala de mi boca
te has chupado el granizo de mis cien plumas;
hazte a un lado perdiz de roca
que en mí, se asoma un doblés de aguja.