20.3.11

Onomatoritmo.

Después de todo, mi nombre se acentúa
una vez que yo lo decido así. 

El mundo le ha indicado a mi madre
la forma en que un ciclón con vellos
debe mover la pelvis; tal vez el pubis.

Soy posesión de un extraño
que dice mi nombre sin acentuar;
tengo dos frentes en mi espalda
y la médula ósea yace
entre ceja y ceja; pues mi nombre
lo ha decidido así.

... pues mi nombre lo ha decidido así,
 y no me importa. 

Atiborra sus sienes de un
Júpiter más o menos cutáneo,
para entrometerse en los 
asuntos de un Dios
cuyo infierno ha decidido, 
que mi nombre encause 
maldiciones di-amante
y que después de todo
ni se acentúe. 

replico
replican
retoman
añoran
suspiran 
y tienen vida propia,
las voces y trovadores que inducen 
una pausa al pronunciar mi nombre.

Tengo como complejo habitual
ser tan sombra como pueda;
cuando griten las rameras yo 
maldiga tan sombra
como pueda. 

No sé pronunciar la erre y después
de todo mi nombre se acentúa 
al palparle los testículos a 
un ángel plateado;
estando en su vientre
todo, todo 
disminuye el eco y
mis gemidos. 

He querido amarrar los gatos
al escroto de mi buen nombre;
porque después de todo,
padezco el mal de los
párpados grises y
sin duda mi alma
tiene mala ortografía. 

ahora llora
luego de comprender
que mi nombre no son más
que treinta dedos unidos;
que todos son tan bulímicos,
y entre sí se vomitan 
apocalipsis en 
granjeas.

que cuando escapan 
de las Delicias,
me hacen recordar la 
entrada a Caña de Azúcar;
porque ante cualquier
circunstancia de sosobra.
libidinosa y promiscua, 
necesito de mi nombre
para crear otro sector 
donde un demonio
viva con recelo.

... después de todo, mi nombre se acentúa 
una vez que yo lo decido así.







8.3.11

Cuando nos duela.

Lo dudo, yo también lo dudo.
               dudas
               tú también dudas.

Desde anoche no callas, y quieres partir con vértebras.
                                        quieres descalabrar más de dos piernas
                                        y eso no es posible.
ya no te es posible.

Madre de dos hileras, Hítaca os llama
                                             os venera
                                             os reclama vuestro congreso.

Más de veinte hijos,
mujer pecera;
sucumbe
a los anzuelos vida
                               y
                               transpira; como todos cuando se dejan derramar.

Cuando me sepas
cuando te sepa
y el casabe
y el café
y las tardes
                          nos hablen de lejitos.

Cuando me sepas
viviré en sosiego, L.

Cuando el lunar nos duela
grita
pacito, pero
grita.

Tu figura me invade
              me hostiga
la carroña ya en tu vientre
nos calumnia los lunares.

Tú con prisa
y mi risa espera;
se propaga en tus pulmones
nos apaga las narices
nos/me enciende
                                                             a fuego lento.

Hoy te dejo
       te brinco, y me doblego, L.
porque te amo, porque te espero...

                                                             Cuando el lunar nos duela
                                                             puja con fuerza y quémame los rizos.



Ella no ha partido y ya me sabe lejos.